Dicha necesidad surge del artículo 22 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, el cual establece y regula, como deber instrumental del empresario, la vigilancia periódica del estado de salud de los trabajadores a su servicio. Esta vigilancia de la salud incluye, entre otras pruebas, los análisis específicos por riesgo laboral, cuyos objetivos básicos son, entre otros:
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Controlar el nivel de exposición de los trabajadores a ciertas sustancias que se encuentran en su ambiente laboral.
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Detectar ciertas enfermedades que sufra o pueda sufrir el trabajador como consecuencia de la realización de su trabajo.
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Desvelar si las medidas de prevención que se están adoptando o que se prevé adoptar son las adecuadas para eliminar o reducir los riesgos para su salud.
Los análisis específicos por exposición a agentes químicos presentan ciertas características que los diferencian de los análisis generales de salud:
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Reflejan la dosis absorbida: este tipo de análisis informa sobre la cantidad de sustancia absorbida por el organismo del trabajador tanto recientemente, como durante los últimos días, últimos meses o incluso la cantidad acumulada en el cuerpo durante años.
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Incluyen todas las vías de entrada: abarcan todas las fuentes de exposición: inhalatoria, dérmica (ciertas sustancias penetran a través de la piel) y digestiva (relacionada con comer o fumar en el trabajo o ingerir la comida sin cambiarse previamente de ropa y sin lavarse las manos).
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Propios de cada puesto de trabajo: al estar vinculados al puesto de trabajo, no se hacen las mismas pruebas a todas las personas de una empresa.
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Específicos: un grupo de trabajadores e incluso un mismo trabajador en momentos distintos pueden reaccionar de forma diferente ante una misma cantidad de sustancia en el mismo puesto de trabajo, de forma que absorben/eliminan más o menos cantidad de tóxico produciéndose efectos diferentes en sus cuerpos.
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Periodicidad: mientras que los análisis generales se llevan a cabo una vez al año, el médico del trabajo determina la frecuencia de los análisis específicos por riesgo laboral, basándose en datos relacionados con el puesto de trabajo, productos empleados, historia clínica del trabajador, etc.
Las enfermedades que se pretenden evitar con este tipo de análisis están vinculadas a trabajos relacionados, por ejemplo, con pintura, soldadura, mecanizado, inyección, cromado…
Para apreciar si la exposición a un producto químico en el trabajo significa un riesgo para la salud de los trabajadores, es necesario comparar los valores obtenidos en los análisis con los valores establecidos por los organismos correspondientes (Osalan, Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, etc). En función de cual sea el resultado de dicha comparación, el médico especialista en Medicina del Trabajo procederá a llevar a cabo las acciones que considere adecuadas para asegurar la salud de sus trabajadores, las cuales pueden implicar no sólo al ámbito de la salud (realizando más pruebas médicas y/o analíticas), sino también al laboral (proponiendo medidas preventivas e incluso cambios de puesto de trabajo, si fuera necesario).
Aparte de los agentes químicos peligrosos en que es normativamente obligatoria, la práctica del control biológico en la exposición laboral está especialmente indicada en aquellos casos en que:
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Existan variaciones en las medidas ambientales.
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La absorción por vía dérmica pueda representar una fracción adicional cuantitativamente importante con respecto a la vía inhalatoria, y una consideración análoga es válida para la digestiva.
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Se deba comprobar la eficacia de un determinado tipo de equipo de protección individual
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Haya sospechas fundadas sobre la existencia de otras fuentes de exposición distintas de las laborales y, en principio, no reconocidas y difícilmente identificables.
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Se sospeche que, en un grupo de trabajadores, hay diferencias grandes en la carga de trabajo, a fin de identificar los que tienen mayor, comparativamente con el resto del grupo.
Como conclusión, podemos decir que la realización a los trabajadores de analíticas específicas por exposición a sustancias tóxicas es una herramienta muy útil para vigilar su salud, así como para controlar el nivel de exposición a dichas sustancias, detectar precozmente una enfermedad profesional o desvelar si las medidas de prevención adoptadas son eficaces.