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Wearables para cuidar la salud: ¿son fiables?
Wearable: qué es y para qué se usa
El término wearable se traduce en español como “llevable” o “vestible”. Aplicado a la tecnología, es un dispositivo diseñado para portar siempre consigo. Un wearable integra un microprocesador que monitoriza y registra datos. Pueden integrarse en objetos de uso cotidiano, como la ropa, el calzado o las gafas. También pueden utilizarse de forma independiente, en un reloj o una pulsera de actividad.
Los wearables tienen múltiples aplicaciones enfocadas a distintos campos. Se emplean en sectores como el del deporte y el bienestar, el entretenimiento o la industria. También en el ámbito militar.
En los últimos tiempos se han vuelto muy populares entre las personas que quieren llevar una vida más saludable. Los relojes inteligentes (smartwatches) y las pulseras de actividad son habituales. Registran parámetros fisiológicos, bioquímicos, mecánicos y de movimiento de quien los lleva.
¿Qué miden estos dispositivos?
En el mercado hay una amplia gama de modelos fabricados por distintas marcas con distintas funcionalidades.
- Los más sencillos miden los pasos, la frecuencia cardiaca, registran las horas de sueño y permiten acumular entrenamientos en las disciplinas deportivas más populares.
- Los dispositivos portátiles más completos son capaces de detectar si existe fibrilación auricular, controlan el oxígeno y la frecuencia respiratoria, miden la temperatura corporal o hacen un electrocardiograma al portador. Hay aparatos que incluso se aventuran a dar consejos sobre la conveniencia de realizar ciertos ejercicios o recomiendan descansar, si consideran que ha llegado el momento.
Salud portátil
Según el informe ‘Global Web Index‘, realizado en Estados Unidos y Reino Unido, el 81% de los usuarios de smartwatches y pulseras de actividad aseguran experimentan una mejora en su estado de salud y estilo de vida. ¿Y cómo obran estos dispositivos el prodigio? En el ranking de motivos argumentados está la capacidad de contar los pasos caminados (66 % de los encuestados), las calorías quemadas (53 %), el control de la temperatura corporal (35 %), el latido cardiaco (35 %) y la monitorización de los patrones del sueño (34 %).
El estudio también recoge las funciones que los propietarios querrían ver en estos wearables en un futuro cercano. Destacan la posibilidad de controlar los niveles de estrés (58 %), la capacidad de supervisar la presión sanguínea (57 %) y la medición de los niveles de azúcar en la sangre (47 %). Algunos de estos deseos ya se han cumplido o están en camino.
Pero, ¿son fiables?
Parece evidente, al menos contemplando los resultados del estudio, que tanto relojes como pulseras de actividad influyen positivamente en la salud de sus propietarios. Para algunos expertos, como Carme Carrion, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e investigadora del grupo eHealth Lab de la UOC, estos dispositivos tienen “un claro papel motivador para introducir cambios en los hábitos diarios”.
El avance tecnológico marcará la potencialidad futura de los wearables. El doctor Miguel Ángel Cobos, cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid, ha realizado un estudio sobre la confiabilidad de un electrocardiograma realizado con un smartwatch. Las conclusiones, publicadas en la revista médica Annals of Internal Medicine, revelan que el índice de fiabilidad de los datos obtenidos en esta prueba es similar al logrado en un centro sanitario.
Más motivacionales que médicos
A pesar de los posibles avances, Carrion pone en duda la fiabilidad de estos dispositivos. “Se están haciendo estudios sobre los valores que arrojan estos dispositivos relativos a aspectos como el sudor, la temperatura, las pulsaciones e incluso las emociones, que indirectamente se pueden relacionar con situaciones de estrés o ansiedad. Los datos obtenidos con estas mediciones pueden ser útiles, por ejemplo, para concienciarse sobre la necesidad de mejorar los patrones del sueño, pero nunca hay que perder de vista que se trata de indicadores, por lo que no deben depositarse demasiadas expectativas sobre su fiabilidad y hay que contemplarlos siempre como coadyuvantes de un control o tratamiento médico”, explica.
La investigadora, por tanto, llama a diferenciar entre el uso de estos dispositivos como facilitadores de un estilo de vida más saludable y su utilidad médica en personas que padecen una patología concreta. En la diabetes los avances van rápido. Según concreta Carrion, “hay logros que se acercan mucho a los dispositivos implantables, como son los sistemas que permiten una monitorización continua de la glucosa en la sangre en pacientes de diabetes tipo 1, lo que mejora notablemente su calidad de vida”.
El control del sueño
Una de las funcionalidades estrella de estos dispositivos es la medición del sueño. Saber cuántas horas se ha dormido y la calidad del descanso (los wearables analizan el porcentaje de sueño profundo) queda, literalmente, al alcance de la mano. La fiabilidad en este uso, según los especialistas, es relativa: relojes y pulseras parecen calcular con bastante precisión el cúmulo de horas, pero no así las fases del sueño.
Un estudio clínico publicado en el Journal of Clinical Sleep Medicine alerta sobre las mediciones del sueño con los wearables. En el texto se refiere un aumento de pacientes en busca de tratamiento para trastornos de sueño autodiagnosticados por estos dispositivos (duración insuficiente o insomnio). En algunos casos los investigadores observaron un trastorno obsesivo compulsivo (TOC) ocasionado por una preocupación excesiva de tener un buen descanso. Es lo que se conoce como ortosomnia.
Noticia publicada en: https://www.consumer.es/salud/wearables-fiables-cuidar-salud