¿Se ha perdido el espíritu cooperativo? ¡Gracias a Dios! (II)

¿Se ha perdido el espíritu cooperativo? ¡Gracias a Dios! (II)

Ander Etxeberria, responsable de Difusión Cooperativa de MONDRAGON
Quien diga que se ha perdido el espíritu cooperativo no sabe precisar cuándo se produjo la pérdida. Es seguro que, en cualquier caso, ya existía en los tiempos iniciales.
18/11/2024

Analicemos el fenómeno con unas pocas pinceladas (aunque hay muchas).

Tres años después de la fundación de Ulgor, en 1959, así se dijo en su Asamblea General:

«No está todo hecho; al contrario, todavía falta lo más difícil. Trasladar a la realidad plenamente el espíritu que ha hecho posible Talleres ULGOR y la letra de estos Estatutos y Reglamento de Régimen Interior (…) tienen que cambiar muchas cosas entre nosotros: nuestra mentalidad hecha al beneficio inmediato, fácil y abundante… ».

Tampoco entonces, en general, eran tan cooperativos como esperaban. Y los fundadores consideraban normal la situación. ¿Por qué? ¡Porque estaban inventando el sistema! De hecho, los fundadores y muchos de los que se unieron después, trabajaron en sociedades anónimas, principalmente en la fábrica más grande de Gipuzkoa, la Unión Cerrajera S.A. No es de extrañar que en 1956, con la puesta en marcha de Ulgor, en vez de denominarse “cooperativa” utilizaban otros términos como “empresa más justa” o “empresa personalista” (en contraposición a la empresa capitalista). También es significativo que el primer borrador de estatutos de Ulgor se llamasen “Estatutos de la Sociedad Talleres Ulgor S.A.”.

“ ¡Es curioso que no haya espíritu cooperativo, pero que las cooperativas estén tan vivas como siempre!”

Diez años después, el TU 102 de 1969 recogió lo siguiente (probablemente escrito por el propio Arizmendiarrieta):

«…juzgamos contraproducente que mentes despejadas malgasten sus energías e imaginación en lograr metas inalcanzables de indudable valor romántico pero propias de otra circunstancia. Nos referimos a las demandas, particulares o colectivas, sobre: (…) - Escaso cultivo del espíritu en los centros de trabajo. - Falta algo (no se sabe qué) en las relaciones laborales ».

Una década más tarde, en 1978, Jesús Larrañaga escribió en TU Lankide 211:

«…pero no será más que la confirmación de que éramos progresistas o cooperativistas CON EL CORAZÓN A LA IZQUIERDA Y LA CARTERA A LA DERECHA (sic)».

También entonces era comprensible para los fundadores el estado de debilidad del espíritu cooperativo. La explicación era que en los años 60 y 70 (hasta la crisis del petróleo) tantas personas se unieron a las cooperativas desde otros territorios del Estado que no hubo forma de formarlas en el cooperativismo.

En las siguientes décadas y también hoy las páginas de TU Lankide han sido y son testigos, entre otras cosas, de frases que reflejan ese descontento. El problema es que hoy no sabemos cuál es el por qué.

¡Y es curioso que no haya espíritu cooperativo, pero que las cooperativas estén tan vivas como siempre!