Que sea rico ¡y equilibrado!

Lo escuchamos cada cierto tiempo en las noticias, y asentimos con convencimiento, “no hay como la Dieta Mediterránea”.
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29/04/2019

Y, para más facilidades, es la nuestra, la de casa, la de siempre. La que sigue los dictados ‘de lo tradicional’, aunque poco a poco, los nuevos estilos de vida parece que nos han ido alejando de ella.

El caso es que, al relajarnos en las buenas costumbres, si nos paramos a pensar qué dice exactamente la tan conocida Dieta Mediterránea… sabemos enumerar algunas claves pero no todas, y surgen dudas. Aquí, te lo resumimos:

  • Aceite de oliva virgen

Si te decantas por él, te beneficiarás de un aceite rico en vitamina E, beta-carotenos y ácidos grasos monoinsaturados que le confieren propiedades cardioprotectoras.

Para cocinar, para aliñar en crudo tus cremas de verduras o ensaladas, o simplemente para desayunar con pan integral ¡es delicioso!

  • Origen vegetal

Ya lo sabes, es fundamental consumir como mínimo 5 raciones de fruta y hortaliza a diario. Y no lo dice cualquiera, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que esto contribuye a prevenir, entre otras, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.

Las frutas, hortalizas, legumbres, cereales integrales y frutos secos son la principal fuente de vitaminas, minerales y fibra de nuestra dieta. Además, la fruta y hortaliza nos aportan una gran cantidad de agua; los cereales integrales, hidratos de carbono, fibra y minerales; las legumbres, tanto hidratos como proteínas y multitud de minerales (hierro, calcio…); y los frutos secos, tanto proteínas como grasa cardiosaludable, fibra, vitaminas y minerales (hierro, calcio, magnesio…)

  • Frescos y de temporada

Los alimentos cuanto menos procesados, mejor. Consume las frutas y verduras en su mejor momento, lo notarás en su aroma y sabor, pero también es importante a nivel nutricional.

  • Pescado y huevos

Apuesta por su consumo como fuente principal de proteína animal. Puedes incluir en tu menú una o dos veces por semana el pescado azul, porque sus grasas (omega 3) tienen propiedades protectoras frente enfermedades cardiovasculares. Los huevos son también muy interesantes, porque contienen la proteína de mejor calidad, grasas y muchas vitaminas y minerales.

  • Yogurt y quesos poco grasos.

Los lácteos destacan como fuente de proteínas de alta calidad, minerales (calcio, fósforo) y vitaminas. Yogurt y quesos pocos grasos, preferentemente.

  • Carne roja con moderación

La carne roja magra (poco grasa) se tendría que consumir con moderación y las carnes procesadas evitarlas. Se recomienda el consumo en cantidades pequeñas de carnes magras, y formando parte de platos a base de hortalizas, legumbres y cereales integrales.

  • Ojo, al postre

Y al picoteo de media mañana, o la merienda de la tarde… En los tres casos, la mejor alternativa es fruta fresca entera o lácteos naturales sin azucarar. Para alternar o junto con un puñado de frutos secos ¡fáciles de tomar en cualquier parte!

  • Condimentos y especias

Reducir la cantidad de sal que añadimos a nuestros platos, no tiene por qué hacerlas más sosas. Si amplías tu conocimiento sobre condimentos y especias, descubrirás que hasta tus elaboraciones más sencillas adquieren una gracia especial. ¡Hay estadísticas que dicen que consumimos el doble de sal de la recomendada!

  • Agua, agua y agua

La hidratación es fundamental, más aún cuando llegan las temperaturas altas. Y el agua debería ser siempre nuestra primera opción. Pero caldos de verduras u hortalizas (como gazpachos), te, infusiones o café sin endulzar…, también pueden estar presentes.

  • ¡En movimiento!

Por último, no hay que olvidar que la alimentación es parte de unos hábitos de vida saludables para lo que es importante mantener siempre una actividad física adaptada a la edad, gustos y capacidades de cada persona. Tan fácil como caminar a diario y procurar no abusar de una vida sedentaria.

Artículo original: https://www.eroski.es/inspirate/blog-eroski/hacerlo-rico-equilibrado/