La formación dirigida a personas en activo como apuesta de futuro

A finales de 2013 se puso en marcha desde la Corporación un plan formativo específico para facilitar las reubicaciones de los socios excedentes. Hoy en día, cerca de 120 personas están formándose en el marco de este plan.
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19/10/2015

En la mesa redonda se habla del propio plan de formación, del contexto global y de las personas que se han interesado en la nueva edición. Toman parte:  Peregrina Justel, alumna del ciclo formativo de grado superior y reubicada en Fagor Ederlan; Raquel Belategi, responsable de formación de Fagor Ederlan; Gorka Aretxaga, responsable de coordinación de Formación Profesional de Mondragon Goi Eskola Politeknikoa; y Iñaki Belaustegi, Gestión Social de la Corporación MONDRAGON.

 

Formación para personas en activo. ¿Cuál es el objetivo de estos cursos? ¿A quiénes están dirigidos? Y ¿cómo se organizan?

I.B.: Este plan pretende elevar la cualificación profesional de los socios. A finales de 2013, con el concurso de acreedores de Fagor Electrodomésticos, impulsamos un plan formativo específico para facilitar las reubicaciones de los socios excedentes. Pero a la hora de concretarlo, trabajando con las cooperativas receptoras, nos trasmitieron la necesidad de aprovechar este programa también para sus socios. Por ello, también se han incorporado otros socios con la idea de elevar su empleabilidad y polivalencia de cara al futuro, y a su vez, como una acción preventiva.

A la hora de planificar estos cursos, el objetivo debía ser compaginar trabajo y formación. Por eso organizamos dos grupos de estudio, uno de mañana y otro de tarde, para que cada alumno pueda amoldarse según su relevo.

G. A.: Quizá también deberíamos aclarar de qué hablamos cuando decimos que el objetivo es elevar la cualificación de los trabajadores. Tenemos personas que no tienen ninguna titulación y en ese caso está claro que el objetivo es llegar a un nivel concreto de formación técnica. Pero hay otras personas que tienen otro tipo de estudios, sociología o magisterio por ejemplo, pero que no responden al perfil requerido por la cooperativa. En este caso, el objetivo será complementar su formación en una rama más técnica, acorde al puesto de trabajo que tiene en la cooperativa.

I.B.: Para identificar el perfil idóneo realizamos varias reuniones con las cooperativas receptoras con sus necesidades de mayor automatización, etc. y concluimos que debía ser un grado superior de la rama industrial. También hicimos un contraste del perfil de los socios y vimos que teníamos muchas personas que tenían solo formación básica. Y finalmente hablamos con Eskola Politeknikoa y vimos que estos dos ciclos formativos de grado superior eran los más adecuados: mecatrónica y fabricación de la producción-mecanizado. Se eligieron por dos razones principalmente: porque se trata de una formación polivalente y porque los alumnos logran un título oficial. Y cabe mencionar también la ayuda del Gobierno Vasco y Lagun Aro en cuanto a cofinanciación de estos cursos.

Raquel Belategi

Raquel Belategi

R. B.: Desde Fagor Ederlan, y desde un contexto global, podemos decir que estos programas de formación nos permiten cumplir con las estrategias definidas como cooperativa y como empresa. Contamos con un proyecto socio-empresarial que tiene tres pilares: el entorno desde el punto de vista de transformación social, las personas y su desarrollo y el negocio desde el punto de vista de sostenibilidad. En efecto, a través de las personas logramos tener un negocio sostenible y transformar el entorno, y a través del desarrollo de las mismas reforzamos nuestra identidad cooperativa. En concreto, teniendo en cuenta las personas y con el objetivo de dar más valor al mercado y a nuestros clientes, estamos desarrollando una estrategia de cualificación y desarrollo de competencias, en el que se enmarca esta oferta de ciclos formativos que mejoran la cualificación de nuestros trabajadores, aumentan su empleabilidad y facilitan su participación en proyectos de la cooperativa. Pero, además, también hemos implantado programas de liderazgo, desarrollamos competencias y comportamientos, y otros programas de formación asociados al modelo de gestión y modelo productivo (Ederlan Ekoizpen Eredua). Ahora, estamos trabajando en una sistemática para desarrollar personas a través de la gestión del conocimiento de la organización (proyecto Ederjakin).

Evolución de los cursos de formación. ¿Cuántas personas se han animado? ¿Cuál es la situación actual?

I.B.: El curso 2014-15 lanzamos el primer grupo de formación y se apuntaron 76 personas; de ellas 53 eran socios excedentes, con una edad media de 40 años. El esfuerzo y compromiso ha sido alto y ha habido unas cuantas bajas, pero unas 60 van a seguir en el segundo curso. En cuanto a la segunda convocatoria, aunque se ha incidido más en las cooperativas para sensibilizar a las personas, se han apuntado menos, cerca de 60. Por tanto, estamos hablando de unas 120 personas formándose en este plan, además de los que estudian por su cuenta. Se trata de un número importante, pero nos hubiera gustado que fuera el doble.

Algunas cooperativas están haciendo una intensa labor para sensibilizar a sus socios para que realicen estos cursos que, sin duda, benefician a la cooperativa y al trabajador.

G. A.: Es cierto que en este tema tenemos dos agentes: la cooperativa y el trabajador. Y en este sentido, sabemos que hay personas que consideran la formación como fundamental, pero también sabemos que muchos trabajadores no lo ven como necesidad o prioridad.

Gorka Aretxaga

Gorka Aretxaga

P.J.: En mi cooperativa y en mi círculo de amigos también veo que hay personas que no cumplen las condiciones de acceso a los ciclos formativos (bachillerato o sus equivalentes) y están preparando las pruebas de acceso. Es decir, que seguramente en próximas ediciones se apuntarán para realizar el ciclo.

 

Perfil del alumnado. Principalmente ¿cuáles son las características del alumnado? ¿Cuál es la motivación de los participantes? ¿Cuál es la valoración de quienes se han animado?

Peregrina Justel

Peregrina Justel

P.J.: Yo soy diplomada en magisterio y estaba trabajando en Zaragoza cuando me llamaron para trabajar en la cooperativa. Empecé a trabajar en la planta de frigoríficos de Fagor Electrodomésticos y desde el principio me interesé por otros puestos, pero era consciente de mis limitaciones en cuanto a formación técnica. Tras el cierre de Fagor, realicé un curso en Hobetuz y al poco tiempo me reubicaron en Fagor Ederlan. Allí fue donde me plantearon la oportunidad de hacer este ciclo formativo y me animé enseguida, puesto que sabía que me ayudaría en mi quehacer diario y me permitiría tener más oportunidades laborales.

Tengo que reconocer que no es fácil, son tres años de formación, y el curso requiere mucha dedicación y compromiso porque tenemos clase todos los días, excepto los viernes. Además, requiere autodisciplina y trabajo personal diario. Estos aspectos asustan a mucha gente, pero en general debo decir que estoy a gusto, porque cada día aprendo algo que me permite entender mejor el centro de mecanizado donde trabajo y la labor que realizo. Además, con el primer curso terminado, me veo capacitada para realizar tareas que sin los conocimientos técnicos adquiridos no me hubiera sido posible. Por otra parte, está la satisfacción personal, ya que después de muchos años he sido capaz de empezar otra vez a estudiar, y eso me hace sentir bien, más fuerte.

I. B.: De las 76 personas que se han animado a realizar estos ciclos, la mayoría no terminaron sus estudios y ahora han vuelto a las aulas. La valoración que hacen es muy positiva porque han retomado el camino que dejaron hace 20 años. Es verdad que también hay personas a las que les ha resultado muy difícil asimilar conceptos técnicos o tener una visión más amplia, por ejemplo en la asignatura de dibujo.

G. A.: El perfil del alumno es completamente diferente, puesto que han dejado atrás el hábito de estudio y ahora tienen que recuperar una disciplina ya olvidada. Pero, a su vez, tienen la ventaja de tener el aliciente de saber qué quieren, es decir, la motivación es mayor que entre los estudiantes más jóvenes.

En Fagor Ederlan los técnicos de formación de cada planta se han entrevistado con las personas que pudieran tener el perfil idóneo para tomar parte en los cursos. Pero hemos detectado que todavía hay gente con barreras para formarse.

Reflexión. La formación continua mejora la empleabilidad y la consolidación del puesto de trabajo. Pero, ¿opináis que verdaderamente los socios de nuestras cooperativas están alineados con ese concepto? ¿Son/somos conscientes del valor de estos cursos?

R. B.: Creo que, en general, todos hemos cambiado nuestra manera de pensar en cuanto a la necesidad de seguir formándonos; cada vez somos más conscientes de que la formación debe ser continua y adaptada a las necesidades de cada momento. Históricamente, quizá hemos pensado que la cooperativa era sinónimo de seguridad, pero ahora vemos que la seguridad no existe nunca, sino que depende de nosotros mismos, y que con formación y trabajo ampliamos nuestras opciones de empleo. Porque desde la cooperativa ofrecemos opciones, pero uno mismo debe desarrollarlas, de una manera proactiva, sin esperar que las cosas pasen sino haciendo que pasen. En resumidas cuentas, la empleabilidad es también responsabilidad de uno mismo.

Iñaki Belaustegi

Iñaki Belaustegi

I. B.: Desde la Corporación hemos apostado seriamente por la formación de nuestros socios, con campañas de sensibilización y charlas en varias cooperativas, de la mano de alumnos que están realizando los cursos y con los profesores de Eskola y Miguel Altuna. Durante dos años nos hemos esforzado en explicar e informar sobre la situación actual y hemos planteando la propuesta de la formación. Sabemos que hay personas que todavía no se han interesado, pero cada cual debe ser responsable de sus actos y de sus decisiones.

G. A.: Estamos hablando de un plan de formación concreto que se materializó tras el cierre de Fagor Electrodomésticos pero no vamos a olvidar que en Eskola llevamos muchos años ofertando cursos de formación continua y que son muchas las personas que se han formado. Es decir, creo que verdaderamente la mayoría de las personas que trabajan en nuestras cooperativas son conscientes de que es necesario ampliar conocimientos, que aporten valor añadido.