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La confianza de los hogares vascos está hundida
Los hogares vascos afrontan el segundo semestre del año francamente pesimistas, tal y como sucedió con la crisis que se generó en el otoño de 2008. Pero las diferencias entre ambas crisis son relevantes y serán determinantes en el resultado de la salida.
En este caso, nos encontramos en una crisis originada desde la demanda (caída del consumo) y con los hogares y las empresas menos endeudadas. Además, contamos con un diagnóstico y plan de acción institucional compartido (sobre todo, europeo) y un panel de medidas de contención, que se puso en marcha desde el primer momento.
Por lo tanto, se espera una mejora paulatina y vinculada al éxito de la vuelta a la normalidad, cuyo resultado repercutirá en la recuperación de la confianza de los consumidores. Sin embargo, no se esperan mejores niveles de confianza hasta 2021.
Cambio de escenario
La sociedad vasca afronta un brusco cambio de escenario: la crisis de covid-19 ha puesto en marcha el estado de alarma, el confinamiento y restricción de movilidad de las personas y la paralización de una parte muy importante de la actividad. Además del impacto en la salud y la presión en el sistema sanitario, el resultado ha sido el desplome de la actividad económica, el repunte del desempleo y una crisis mundial. En el segundo trimestre de 2020, el Índice de Confianza del Consumidor vasco es claramente pesimista (-24 puntos), tal y como lo fue en la crisis de 2008 (III trimestre, -25 puntos). Ahora bien, que este pesimismo se mantenga dependerá de la rapidez y eficacia en la superación de este primer impacto, en comparación con lo que paso en 2008.
Los hogares vascos (-24) son tan pesimistas como los hogares del entorno: el desplome de la confianza atraviesa la UE-27.
De cara al futuro, que se recupere, se mantenga o empeore el nivel de confianza va a depender de la rapidez y eficacia con la que se salga de la crisis.
Los factores que construyen la confianza de los hogares vascos y su evolución son los siguientes: hundimiento de las expectativas sobre la economía general (-32, -25 puntos) y del empleo (-44, -40 puntos); las expectativas sobre la economía del hogar y del ahorro familiar también emporan (-13 y -6, con -12 y -13 puntos, respectivamente).
Los datos confirman estas expectativas: aumento del paro registrado (+22.064 personas paradas más en mayo frente a febrero) y pérdida de la actividad económica (descenso intertrimestral del PIB del 4,7% en el primer trimestre de 2020) en la CAE.
La pérdida de confianza afecta en el gasto y la inversión del hogar. Se anticipa un repunte en los precios superior al registrado en el último año y empeora la valoración del momento de compra, en valores muy negativos, que vuelve a los niveles del primer semestre de 2015.
Expectativas sobre el empleo claramente negativas
El segundo trimestre de 2020 muestra el fuerte deterioro de las expectativas de los hogares vascos con respecto de la marcha del mercado laboral. De esta forma, el índice pasa de tener un valor de -4 a -44 y el fuerte empeoramiento registrado agudiza el deterioro que ya se venía anticipando en los tres trimestres precedentes.
Una salida rápida facilitará la recuperación de la confianza
El segundo trimestre de 2020 aflora el pesimismo que se ha instalado entre los consumidores vascos derivado del escenario de alerta sanitaria y crisis económica y del empleo que ha desatado a nivel mundial el Covid-19.
El descenso en la confianza se debe al fuerte deterioro de las expectativas con respecto de la economía general y del empleo, que prácticamente se han hundido. A estos resultados se suma el empeoramiento de las expectativas de la economía del hogar y de ahorro, que también se sitúan en valores negativos, pero más moderados.