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Huella ambiental de las vacaciones: ¿cómo podemos ser veraneantes responsables?
Las vacaciones tienen una huella significativa en el medio ambiente. Desde la elección del transporte para llegar y moverse en el destino, hasta nuestras actividades y hábitos, todo suma. Y algunas acciones típicas del verano tienen un gran impacto ambiental. Bañarnos en el mar con crema solar, dejar abandonados en la arena envases de plástico desechables tras un pícnic playero, llenar la piscina a diario o abusar del aire acondicionado. ¿Es posible disfrutar del verano sin dañar el planeta? Sí, pero hacerlo implica un cambio de actitud y la adopción de medidas responsables. A continuación, repasamos los principales impactos ambientales que generamos, ya sea de manera consciente o sin darnos cuenta, y ofrecemos algún consejo sobre cómo mitigarlos.
Transporte: el tren y el autobús son la mejor opción
Viajar es uno de los mayores placeres del verano, pero también tiene un impacto significativo en el medio ambiente. El transporte, especialmente en avión y coche, es uno de los principales emisores de CO2.
Optar por medios más sostenibles, como el tren y el autobús, puede reducir de forma considerable nuestra huella de carbono. Existen herramientas que pueden concienciarnos más y ayudarnos en este cambio.
- Carbon Footprint te permite calcular las emisiones de CO2 de un viaje, para así tomar decisiones más informadas sobre nuestros itinerarios y medios de transporte escogidos.
- The Planet App, disponible para Android y Apple, es una aplicación que facilita la comprensión, análisis y reducción de nuestra huella de carbono personal. Da consejos, información y sugiere ideas para decantarte por alternativas más sostenibles en el día a día, incluyendo las vacaciones.
Cremas solares: los residuos han llegado hasta el Ártico
Las cremas solares contienen entre el 10 % y el 15 % de filtros ultravioleta (UV), principalmente benzofenona-3 (conocida comercialmente como oxibenzona), conservantes, agentes colorantes, controladores de viscosidad y fragancias. Estos productos químicos no permanecen en nuestra piel: una buena parte es “lavada” por el agua mientras nadamos o nos bañamos.
Y en el agua, estos componentes pueden afectar a todos los seres vivos, sobre todo a los corales, los más vulnerables. Sorprendentemente, las aves también pueden sufrir las consecuencias de las cremas solares. La oxibenzona ha sido detectada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en la cáscara de huevos de aves silvestres, en Doñana. Este químico, transmitido por las madres al consumir pescado contaminado, puede detener el desarrollo o debilitar la salud de los polluelos.
Asimismo, la contaminación por cremas solares no solo impacta en las zonas costeras donde se sumergen los bañistas. Un estudio realizado por la Universidad Ca’ Foscari de Venecia y el Instituto de Ciencias Polares (CNR-ISP), ambos en Italia, en colaboración con el Centro Universitario de Svalbard (Noruega), ha encontrado concentraciones significativas de estos productos en el Ártico. Paralelamente, los científicos han observado alteraciones en funciones endocrinas y hormonales en los organismos acuáticos.
Plásticos: abusamos de ellos en verano y los dejamos abandonados
En verano las playas se convierten en el lugar idóneo para tomar el sol, refrescarse en el mar y disfrutar del tiempo libre. Según Statista, en 2023 España alcanzó 347 millones de pernoctaciones hoteleras, de las cuales 220 millones fueron en 14 zonas costeras, por lo que nuestro país es uno de los principales destinos mundiales de sol y playa.
Sin embargo, esta estampa idílica se ve empañada por una realidad preocupante: la cultura del consumo desmedido de plásticos que convierte nuestras costas en vertederos. Vasos, platos, cubiertos y envases desechables, flotadores, juguetes, chanclas… Todos estos objetos tienen una vida útil de apenas unas horas o, en el mejor de los casos, unas semanas; después, se convierten en la basura que inunda nuestras costas.
Más de un millón de toneladas de plástico contaminan el Mar Mediterráneo; cada año se suman otras 200.000 toneladas, el equivalente a más de 500 contenedores de transporte diarios. Este material tarda decenas de años en descomponerse, lo que supone una grave amenaza para los ecosistemas acuáticos.
Las tortugas ingieren bolsas de plástico que confunden con medusas, los peces se enredan en redes abandonadas, y los microplásticos se infiltran en la cadena alimentaria, comprometiendo la salud de la fauna marina (y humana). Según WWF, entre 150.000 y 500.000 toneladas de macroplásticos, equiparable a unos 66.000 camiones de basura, llegan al Mediterráneo y otros mares europeos cada año.
Desperdicio de alimento: mayor en verano
Uno de los pluses de las vacaciones es no seguir la rutina. Los horarios se trastocan y, con ellos, la alimentación. Las comidas improvisadas y los cambios de planes pueden dejar guisos a medio hacer o alimentos que se estropean mientras esperan ser cocinados. Según el Panel de Cuantificación del Desperdicio Alimentario en los Hogares españoles, elaborado por Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), entre los meses de primavera y verano se desperdician hasta siete millones de kilos más en comparación a la temporada de otoño e invierno.
Tirar la comida repercute en el medio ambiente. La producción de alimentos consume recursos, como combustibles fósiles, agua y fertilizantes, generando emisiones de gases de efecto invernadero durante todo el proceso. Además, cuando estos alimentos se descomponen en vertederos, liberan metano, un gas con un potencial de calentamiento global 25 veces mayor que el dióxido de carbono.
Piscinas y aire acondicionado: un uso responsable beneficia a nuestro bolsillo
Para aquellos que se quedan en las ciudades aguardando los tan esperados días de vacaciones, las piscinas y los aires acondicionados son un oasis para resistir. Pero más allá del alivio que proporcionan en las calurosas jornadas estivales, también pueden tener un impacto significativo tanto en el medio ambiente como en nuestro presupuesto.
- Las piscinas, especialmente las privadas, son grandes consumidoras de agua, un recurso cada vez más escaso. El llenado de una piscina pequeña, de unos seis metros, puede llegar a necesitar casi 30.000 litros de agua.
- El uso del aire acondicionado implica un alto consumo de energía, principalmente proveniente de combustibles fósiles, lo que contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero y al calentamiento global.
Verano sostenible: pequeños gestos para reducir nuestro impacto ambiental
Disfrutar del verano no tiene que estar reñido con abandonar nuestra responsabilidad ambiental. Esta época de descanso y disfrute también puede ser de respeto y responsabilidad hacia el planeta. Estas sencillas medidas son un sencillo pero importante paso:
- Opta por medios de transporte más sostenibles como trenes, autobuses o por compartir coche. En el destino, considera desplazarte a pie o en bicicleta, en lugar de usar el coche.
- Elige cremas solares sin oxibenzona y octinoxato para reducir el impacto en el medio ambiente acuático. Aplicar la crema unos minutos antes de entrar al agua permite que se absorba mejor y minimiza que se disuelva en el mar.
- Utiliza envases reutilizables para llevar comidas y bebidas a la playa. Asegúrate de recoger la basura y depositarla en los contenedores.
- Planifica las compras de alimentos y ajusta las comidas para evitar desperdicios. Aprovecha las sobras para preparar nuevos platos: deja volar la imaginación, seguro que ahora tienes más tiempo para ser un cocinillas.
- Cuando no la usas, cubre la superficie de la piscina para reducir la evaporación del agua. Mantén un tratamiento adecuado del agua durante todo el año para evitar su desperdicio.
- Ajusta el termostato del aire acondicionado a no menos de 25 °C: así controlarás el consumo de energía. Bajar las persianas durante las horas centrales del día y aprovechar la ventilación natural cruzada son medidas adicionales para minimizar la necesidad de aire acondicionado.
Noticia publicada en: https://www.consumer.es/medio-ambiente/impacto-ambiental-vacaciones-veraneantes-responsables