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Fagor Electrónica, pionera en el sudeste asiático
Fagor Electrónica fue una de las compañías vascas pioneras en el ámbito de la internacionalización. Y es que cuando el exterior era prácticamente un extraño para la industria vasca, la cooperativa de Corporación MONDRAGON tenía totalmente claro que su futuro pasaba por expandir su actividad. Según explica su jefe de Ingeniería en Tailandia, Igor Amasene, a principios de los años 90 se vislumbró que el futuro del mundo de los semiconductores se iba a desarrollar en el Sudeste Asiático o China, en detrimento de Europa y América. Una perspectiva ante la que se decidió disponer de una planta productiva para responder a las necesidades de clientes y mercados. Sin embargo, “la duda inicial era elegir entre China y otro país de la zona. Como el gigante asiático no era la China actual en los inicios de los 90, optamos por buscar un país estable, sin sobresaltos políticos y bien conectado con el mundo, optando por Tailandia”. Una decisión que posteriormente han calificado de “muy acertada”, ya que, en caso contrario, “la supervivencia de Fagor Electrónica hubiera sido imposible”, concluye Amasene.
La planta industrial, que cuenta en la actualidad con 300 trabajadores, se ubica en el polígono industrial Well Grow, a 40 kilómetros al este de Bangkok, en la provincia de Chachoengsao. Con una superficie productiva de 5.700 m2, con posibilidad de aumentar hasta un total de 12.000 m2, en un principio optaron por trasladar únicamente algunos procesos de la fase de montaje, manteniendo en Mondragón (Gipuzkoa) la de producción del chip mediante automatizaciones y mejoras productivas anuales.
Pero con el paso de los años, se decidió que todas las fases o procesos relacionados con el montaje que demandasen mano de obra intensiva o no pudieran ser automatizadas se trasladasen a la planta de Bangkok. Ese proceso finalizó en 2006, incrementando el número de unidades a producir con la incorporación de maquinaria más moderna hasta contar hoy en día con una producción superior a los 2.000 millones de unidades/año. A partir de 2006, el negocio de EMS necesitó también responder a las necesidades de los clientes de automoción, estando más cerca de sus plantas productivas de Asia y América.
Es un país con normativas muy flexibles, personal trabajador y desde el punto de vista tecnológico, cercano al estado del arte, dado que la tecnología se mueve a gran velocidad
De ese modo, comenzaron a montar circuitos electrónicos para ellos y, en una etapa posterior, dar a su vez respuesta a los clientes de Línea Banca. Los mercados a los que se dirigen son a nivel mundial, aunque centrándose especialmente en el sudeste asiático y China. Según estiman, las ventas sumarán en total más de 16 millones de euros al cierre de 2018. Y el futuro “no puede ser más halagüeño, tras más de 27 años allí instalados”, avanza Amasene, a la vez que repasa las dificultades superadas.
Los principales escollos del mercado tailandés son la escasa formación técnica e industrial de los trabajadores, la alta rotación y la captación de talento, por lo que se ven en la necesidad de enviar gente desde la matriz de Mondragón. En contraposición, es un país con normativas muy flexibles, personal trabajador y desde el punto de vista tecnológico, cercano al estado del arte, dado que la tecnología se mueve a gran velocidad. Unas características que han permitido consolidar el proyecto de Fagor Electrónica y elevar el personal de su matriz, concluye Amasene.