LABORAL Kutxa celebra su sexagésimo aniversario siendo una de las entidades financieras con mejores índices de rentabilidad, liquidez y solvencia del sector a nivel nacional.

La reacción de todos ellos, afanados en tratar de consolidar las primeras cooperativas industriales, recién iniciadas, fue de asombro, incomprensión e incredulidad, poco confiados en las posibilidades de éxito de este nuevo proyecto “arizmendiano”.

Aquella intuición visionaria, sin embargo, se fue desarrollando por la vía de los hechos, y LABORAL Kutxa es hoy, 60 años después, una entidad de crédito cooperativa consolidada y una referencia obligada en el panorama financiero vasco y estatal, con más de 1 millón de clientes y unos márgenes de liquidez y solvencia que le sitúan a la cabeza del sector.   

En estas seis décadas, Laboral Kutxa ha sido la aglutinadora del entramado cooperativo (inicialmente denominado Grupo Asociado a Caja Laboral Popular); el asiento inicial de otras entidades como LagunAro EPSV o la propia LKS; un punto de apoyo permanente a diversas disciplinas de la cultura vasca; y una apuesta sensata y recurrente por el emprendimiento y la creación de empleo.  

Y ahora se enfrenta a los retos de estos tiempos, urgida por el desafío de la rentabilidad en un contexto de tipos de interés muy bajos y por la trasformación digital del negocio.

Es difícil imaginar cómo serán las finanzas dentro de 15 años, cuando Laboral Kutxa cumpla sus bodas de platino. Pero es de suponer que los marcos regulatorios de las entidades financieras serán cada vez más exigentes y que la tecnología seguirá evolucionando e incidiendo de forma determinante en el negocio. En ese panorama tan incierto solo podemos desear que nuestra entidad siga siendo fiel a sus raíces, que siga haciendo “banca cooperativa” y competitiva, que continúe cerca de la sociedad y sus personas y que aborde todos sus retos desde esa afirmación tan sugerente y comprometedora como es “hay otra forma”.