Petra, la ciudad de las tumbas
Al final de esta calle se nos aparece a la vista el majestuoso Teatro construido por los nabateos en el siglo I a.C. y reformado por los romanos en el siglo I d.C. para darle mayor aforo, hasta 7000 espectadores. Está bastante deteriorado por la erosión y por un terremoto que hubo en el año 363 d.C. Desde el teatro se puede ascender al Altar de los Sacrificios, Al-Madbah. Es una ascensión que dura unos 45 minutos con algunos repechos duros y que conviene hacerlo a primeras horas del día que está más fresco. Los altares no son gran cosa, pero las vistas desde alto son magníficas: la ciudad de Petra entera, el pueblo de Wadi Mousa, el Templo Blanco en la cima del Jebel Haroun, la cadena montañosa donde está escondida Petra,….El esfuerzo merece la pena. Luego hay que desandar el camino para volver al Teatro y penetrar en el itinerario de las impresionantes Tumbas Reales excavadas en la ladera del Jebel al-Khubtha. Son innumerables, magníficas, impresionantes, y en las que hay que detenerse un rato. Enfrente del Teatro está la Tumba de Uneishu, un noble nabateo.
Las tumbas
La Tumba de la Seda, muy dañada por la erosión y los terremotos, pero encantadora, poética, con un colorido rosado, azul, blanco, amarillento y ocre de las rocas que forman tornasoladas vetas que es una delicia contemplar.
La Tumba Corintia recuerda al Tesoro pero esta bastante deteriorada por la erosión del viento y la arena.
La Tumba de la Urna, de clara inspiración helenística, coronada por una enorme urna, es impresionante. Se accede a ella por unas escaleras y tiene en su interior una enorme sala con sorprendentes dibujos y bajorrelieves en sus paredes. En el siglo V, en la época bizantina, el obispo Jasón transformó la tumba en basílica cristiana, y de esta época queda una inscripción en griego.
La Tumba Palacio o Tumba de los Tres Pisos es uno de los mayores monumentos de Petra. Hecha al estilo de un palacio romano de tres pisos tiene la fachada más imponente de todas las tumbas y es increíblemente similar a la de un palacio barroco. Las cuatro puertas que tiene conducen a pequeñas salas sin nada de particular.
La Tumba de Sextius Florentinus al estar algo más alejada es pasada por alto por los turistas con prisas, pero merece la pena acercarse a ella. Construida en el año 130 d.C. para un gobernador romano cuyas hazañas se narran en la fachada, tiene una bonita fachada con bajorrelieves curiosos.
Hay más tumbas, templos y curiosidades que ver por esta zona antes de entrar en la Calle Columnata para ver otros rincones de Petra.