La VeloSolex de ORBEA, la bicicleta que camina sola
Próximamente el Museo San Telmo de San Sebastián va a incorporar a su colección permanente, en la sala dedicada a los años 50-60, una nueva pieza: el ciclomotor VeloSolex de Orbea. Un modelo fabricado en el año 1957 rescatado de los almacenes de la Diputación de Gipuzkoa y perfectamente restaurado para su exhibición en el Museo.
El trabajo de datación e identificación de la pieza solicitado por San Telmo a DBZ, Diseinu Berrikuntza Zentrua de Mondragon Unibertsitatea, ha puesto en marcha un trabajo de investigación que nos ha llevado a indagar en la historia del producto, en el pasado de Orbea, narrado por sus protagonistas y en las anécdotas de la fabricación de los distintos modelos del ciclomotor bajo licencia francesa.
Gracias a la inestimable ayuda de Carmelo Urdangarín, reconocido investigador y habitual colaborador de esta revista, hemos podido reconstruir la historia de un producto emblemático de los años 60 y precursor de las actuales bicicletas eléctricas.
VeloSolex un icono francés
Fueron dos franceses, Maurice Goudard y Marcel Mennensson, quienes en 1941 tuvieron la ocurrencia de incorporar sobre la rueda delantera de una bicicleta, un pequeño motor de dos tiempos de 38cc, que transmitiendo la potencia directamente al neumático por fricción, dió como resultado la VeloSolex.
Sin embargo no será hasta 1946 cuando este curioso artefacto se pone a disposición del público. En una época en la que las economías europeas padecían los efectos de la segunda guerra mundial, los ciudadanos de distintos países del continente sienten la necesidad de un medio de transporte económico y con los mínimos gastos de mantenimiento.
Sin duda, el éxito de la VeloSolex fue arrollador. Entre 1941 y 1981, se comercializan más de 5 millones de unidades en todos los rincones del planeta, llegando a los 8 millones en 1988. Se abrieron fábricas en Francia, Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos e incluso Japón y aparecen más de mil puntos de venta y mantenimiento por todo el mundo. En España, fue la firma Orbea quién la introdujo en 1957.
VeloSolex Orbea
En el año 1956 Orbea se pone en contacto con la empresa Solex Francesa para la fabricación bajo licencia de la VeloSolex 1100. La Dirección de Orbea se acerca a la planta de Solex situada en la ciudad de Courveboie cerca de París para visitar las instalaciones y cerrar el contrato. Son fechas complicadas, los conflictos laborales son habituales, de manera que los representantes de Orbea son recibidos por los trabajadores de Solex con hostilidad en su entrada a la fábrica, incluso hay quien recibe algún escupitajo de un sindicalista dirigido a los que consideraban representantes del capital.
Una vez firmado el acuerdo no resulta nada sencillo poner a punto la fabricación del modelo 1100. Pasar del plano a la realidad exige un conocimiento y un dominio de procesos desconocidos en Orbea del año 1956. Resulta necesario pasar a través de Hendaya y por contrabando a través de los montes, algunas piezas significativas de difícil ejecución, como el motor y el cuadro de la bicicleta para ir avanzando poco a poco en la industrialización del ciclomotor.
Sin embargo no es posible la industrialización completa de la VeloSolex hasta que se desplaza a las instalaciones de Orbea Monsieur Wilson, un ingeniero francés de Solex que pone a punto la ingeniería y completa la formación de los técnicos para la fabricación en Eibar de modelo en 1957.
La VeloSolex se fabricó en Orbea desde 1957 hasta el año 1968, destacando los siguientes datos en cuanto a ventas:
En 1960 la facturación correspondiente a VeloSolex fue de 14.224.425 pts sobre un total de 82 millones de pts de facturación de Orbea, siendo el año 1963 el año record en cuanto a la facturación de VeloSolex que alcanzó la cifra de 23.999.918 pts sobre los 142 millones de facturación total, decayendo las ventas poco a poco hasta que el año 1967 el negocio VeloSolex registró unas ventas de tan sólo 5.906.873 pts de los 118 Millones del total de facturación de Orbea.
Las delegaciones de Málaga, Sevilla y Barcelona son las más activas en la publicidad y comunicación del ciclomotor. Bajo el slogan de “La bicicleta que camina sola” y “El ciclomotor más barato del mundo” se presentan las características de un producto innovador para la época y de consumo masivo.
Existen numerosos carteles publicitarios de la época entre los años 1957-1968, destacando por su diseño y creatividad los correspondientes a los años 1962-1963. Los registros sonoros de anuncios radiofónicos muestran el optimismo de este período. Con pegadizas melodías que presentan el ciclomotor a un precio de 3.995 pts del año 1963.
Consejos prácticos para el mantenimiento y la limpieza de los filtros, indicaciones técnicas en establecimientos de venta completan la información y la promoción del nuevo producto que consume 1litro cada 100 km.
La VeloSolex hoy, renace la leyenda
Sin embargo un producto tan exitoso desaparece en los años 80. La aparición de los nuevos ciclomotores y su rápida expansión en Europa hace que en 1988 salgan las últimas cien unidades de VeloSolex en Francia.
En 1995 la VeloSolex intenta renacer en el continente europeo. La nueva fábrica, esta vez en Hungría, produce el modelo S-3.800, que permanece intacto en lo básico, pero conciertas mejoras en sus componentes y un aumento en sus prestaciones. Con un peso algo superior al original 28,6 kilogramos y un motor de 49,9 cc, permite alcanzar una velocidad de 35 km /hora con 0.8 CV de potencia. Pero no consigue recuperar el mercado perdido.
No es hasta el año 2004, cuando el CIBLE Group, la compañía francesa que compró la marca Solex de Magneti Marelli y el estudio de diseño Pininfarina trazan un plan para rescatar el concepto original que dió éxito al legendario ciclomotor, con el objetivo de relanzar una versión contemporánea.
Tras meses de colaboración sale al mercado el nuevo “e-solex” un ciclomotor que une el estilo clásico del Solex los más avanzados conceptos de estética, funcionalidad y eficiencia.
Esta actuación supone un ejemplo más de la apuesta Europea por competir con Diseño y Eficiencia al empuje de los productos chinos que nos inundan el mercado con productos de bajo coste.
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