Cimbeladores, cimbeleros y palomeros
En las ordenanzas de Zuñiga y Santa Cruz de Campezo del siglo XVII “se prohíbe cazar en el lugar en que las palomas tienen por costumbre dormir, una hora antes de ponerse el sol en el barranco conocido como la Dormida”. Este término es límite de los dos pueblos de Alava y Navarra.
La caza con palomas ciegas es un oficio que requiere habilidades para que la caza llegue a buen término. Los cimbeladores de la zona de la cuenca del Ega, desde Ancín hasta Azazeta, están considerados como los más eficaces. De todos estos pueblos se han desplazado regularmente los cimbeleros con sus palomas ciegas a las grandes dehesas de Castilla, Extramadura Andalucía y últimamente al sur de Portugal. Durante los meses de diciembre a febrero varios palomeros de estos pueblos suelen ser contratados para los citados lugares. Del pueblo alavés de Apellaniz siguen también desplazándose a estos territorios.
El artesano
José Garrido Maestre, conocido como Chechu y nacido el 18 de mayo de 1.947, aprendió en su entorno el oficio de cimbelero y palomero que ha practicado en buena parte de su vida laboral. Actualmente se sigue desplazando al sureste español, donde continua practicando este oficio. El arte de cimbelar se transmite de generación a generación, y el aprendizaje pasa de padres a hijos
Las palomas
Las palomas se mantienen con semillas, frutos y otros alimentos suministrados por el hombre, como el pan. Están dotadas de un gran sentido de la orientación, vuelan rápido, hasta cerca de 60 km./hora, y tienen también un agudo sentido de la vista. Al aproximarse el invierno, las palomas, bien organizadas en bandadas, se dirigen hacia el sur en busca de climas más cálidos, desde fines de septiembre hasta mediados de noviembre, para cuatro meses más tardes emprender el viaje en sentido inverso.