Blas de Lezo y Olabarrieta, el vasco que humilló a los ingleses
Nacido en Pasajes el 3 de febrero de 1687 su destino estaba claro, ser marino. Tenía 17 años cuando se enroló de guardiamarina en la armada francesa al mando del conde de Toulouse. Su carrera fue meteórica, por sus continuas hazañas en la guerra y en la lucha con los piratas y corsarios llegó a ser el almirante y teniente general de la armada española, una armada donde ascendían los de sangre azul. Blas de Lezo ascendió por méritos propios, por su valor y valía.
El hombre que navegó por mil mares y disputó mil batallas sucumbió por una infección tras una penosa agonía.
Cojo, manco y tuerto fue apodado como el almirante patapalo o mediohombre
En la batalla de Vélez-Málaga en la que se enfrentaron las escuadras anglo-holandesa y franco-española una bala de cañón le arrancó la pierna izquierda. Dos años más tarde, en la fortaleza de Santa Catalina de Tolón luchando contra las tropas del príncipe Eugenio de Saboya perdió el ojo izquierdo. Y cuando tenía 26 años, asediando la plaza de Barcelona, Cataluña se había rebelado y aliado con la casa de Austria, recibió un balazo en el antebrazo derecho que le dejó manco para toda su vida. La leyenda del almirante Patapalo o mediohombre había comenzado.
La guerra de la oreja, la batalla de Cartagena de Indias
En 1738 un guardacostas español captura en las costas de Florida a un contrabandista británico y como castigo le cortaron una oreja. Los ingleses aprovecharon la provocación, era la ocasión que estaban esperando para desalojar a los españoles de sus dominios en el Caribe. Cartagena era una ciudad clave en el comercio, era la joya del imperio español, y esta plaza la comandaba el teniente general Blas de Lezo que con un exiguo contingente de tropa y solo seis barcos hizo frente al asedio inglés que contaba con 186 barcos armados con 2000 cañones y 30.000 hombres. Lezo hizo alarde de un talento sorprendente y después de un largo asedio los ingleses, con la mayor flota de la historia, emprendieron la retirada humillados y avergonzados. Blas de Lezo demostró ser uno de los grandes estrategas militares de la historia. Impidió uno tras otro los asaltos de los ingleses, economizó cada bala, mandó cavar un foso profundo alrededor de las murallas y cuando los ingleses intentaron el asalto final comprobaron con horror que sus escalas se habían quedado cortas. Desde los barcos siguieron bombardeando la plaza, pero el largo asedio hizo que a los ingleses les faltasen las provisiones; no pudieron soportar el hambre, las enfermedades y la peste, así que el 20 de mayo de 1741 la flota inglesa emprendió la retirada. Los libros de historia ingleses apenas hacen referencia a esta vergonzosa derrota que permitió a los españoles continuar con su dominio en el Caribe durante más de un siglo.
Las bombas no pudieron con él pero si las infecciones
En la batalla de Cartagena de Indias, la guerra de la oreja, resultó herido. Y las heridas se infectaron y terminaron causándole la muerte el 7 de septiembre de 1741 a la edad de 52 años. El hombre que navegó por mil mares y disputó mil batallas sucumbió por una infección tras una penosa agonía. Se desconoce donde reposan sus restos.