Bizipoz: dar vida al envejecimiento a partir de los 55
¿Han quedado claros los servicios que ofrecemos?” Beatriz Santamaría y Eider Etxebarria se esfuerzan en transmitir con claridad lo que persiguen con Bizipoz y los medios que utilizan.
Aunque las preocupaciones de las fundadoras de esta cooperativa ubicada en Mondragón (Guipúzcoa) están infundadas porque sus palabras no dejan lugar a dudas desde el inicio. En esencia, Bizipoz (un juego de palabras que en euskera significa vivir feliz) fomenta el empoderamiento de las personas mayores mediante una formación dinámica que posibilita un envejecimiento activo y les permite ser parte activa de la sociedad gracias a su conocimiento y experiencia. Esto es, el objetivo es dar vida a los años y no años a la vida.
Todo está muy claro, de igual modo que ellas tenían muy claro que su futuro laboral se iba a encaminar hacia la mejora de la vida de las personas mayores desde que, en cuarto de carrera, cuando cursaban sus estudios de grado LEINN (liderazgo emprendedor e innovación) en la Universidad de Mondragón en Oñate, desarrollaron en 2015 un servicio que terminaría siendo el germen de Bizipoz como proyecto de fin de grado.
“Nosotras lo hablamos desde el corazón. Teníamos muy interiorizado que queríamos ayudar a las personas mayores a vivir mejor los años que les quedan”, expone Etxebarria.
Fue una vocación surgida de la necesidad. En concreto, de la constatación de una doble realidad. Por un lado, la esperanza de vida ha aumentado considerablemente en las dos últimas décadas y el perfil de la persona mayor ha cambiado de forma “drástica” en este tiempo; y, por otro, las administraciones públicas centran los recursos en paliar las necesidades asistenciales que surgen en el ámbito de la dependencia y apenas invierten en servicios de prevención. ¿Conclusión? “Se va a vivir más, pero esto no quiere decir que mejor”.
Ante esta tesitura, Bizipoz surge en octubre de 2017 para “enseñar a vivir mejor a las personas mayores”. Para ello, entre sus servicios, diseña e implementa programas de formación en envejecimiento activo a personas que superan los 55 años en los ámbitos de la salud, economía, nuevas tecnologías e inteligencia emocional de cara a que se sientan parte activa de la sociedad y puedan desarrollar iniciativas sociales que generen impacto en sus municipios. Con este fin, Santamaría y Etxebarria han establecido una amplia red de colaboradores expertos que constituye el “pilar” de su trabajo y que, gracias a sus dinámicas, permiten la participación social de las personas mayores y que se conviertan en “agentes de cambio de su entorno”.
Este es el servicio inicial que dio contenido a Bizipoz, ubicado desde su inicio en el espacio ‘coworking’ de Saiolan en Mondragón, pero no es el único. También se fomenta la implantación del programa ‘ciudades amigables’ en municipios con el fin de que sean accesibles a las personas mayores a todos los niveles, y se trabaja con ayuntamientos que no disponen de suficientes recursos para invertir en envejecimiento activo con charlas o formaciones puntuales para empoderar a las personas mayores. Estos servicios tienen un efecto “importante” a nivel municipal, pero las fundadoras y actuales dos trabajadoras de esta cooperativa se dieron cuenta de que para lograr su objetivo debían actuar también desde las empresas y, así, comenzaron a trabajar en programas de transición a la jubilación con personas que van a abandonar la vida laboral a un año vista para que adquieran una serie de recursos que les permita aprovechar el tiempo en su nueva etapa y se sientan activas y útiles.
Se trabaja con ayuntamientos y cooperativas vascas y empresas a nivel nacional con programas ‘ad hoc’. Cada municipio tiene una realidad distinta, el perfil de las personas mayores varía de un lado a otro, y las necesidades que se detectan son diferentes. La metodología de trabajo sigue principalmente este patrón: son formaciones prácticas, con poca teoría de base, que buscan dinámicas activas. Son, más bien, “experiencias sensoriales” que se desarrollan en formaciones que se prolongan durante dos meses –el periodo más habitual–, cinco o, incluso, un año en grupos compuestos por unas 15-20 personas. “Al final son procesos de crecimiento personal y colectivo”, subrayan.
Trabajan con ayuntamientos y cooperativas vascas y empresas a nivel nacional con programas ‘ad hoc’.
Pero, ¿por qué a partir de los 55 años? Hay una explicación más allá de lo que establecen las “investigaciones y documentaciones a nivel mundial”, que “comienzan a hablar de personas mayores a partir” de esta edad. La respuesta se encuentra en la necesidad (o practicidad). “No podemos empezar a formar a las personas cuando tienen ya una determinada edad. La idea es incidir en la prevención, que la gente vaya adquiriendo poco a poco nuevos hábitos saludables o vaya interiorizando conceptos del envejecimiento activo. Todo está en la prevención, por eso empezamos a formar a partir de los 55”, remarcan.
El perfil más habitual que acude a formarse es el de una persona de entre 55 y 65 años que está prejubilada por diferentes motivos, así como amas de casa. No ha faltado una persona “muy activa” de 85 años. Todos ellos, por norma general, “son personas preactivas y el tener esta nueva puerta al envejecimiento les ha hecho abrir los ojos a una realidad más esperanzadora y encontrar un espacio”.
No todo está dicho o hecho en cuanto al fomento del envejecimiento activo. Bizipoz tiene muy interiorizada esta filosofía, lo que le hace estar en “permanente evolución”. La cooperativa nació con una acción concreta, una formación puntual a nivel municipal, y ahora en su radio de acción abarca a empresas, servicios sociales y también a asociaciones y hogares del jubilado, que se tienen que adaptar “al perfil de los nuevos jubilados” con el diseño de actividades y dinámicas que cubran sus nuevas necesidades. “El cambio también empieza aquí”, afirman las fundadoras de Bizipoz, que cada vez trabajan con “más agentes diversos”. “Siempre se pueden hacer cosas nuevas en aras al envejecimiento activo. Nuestro trabajo es ir por delante, adelantarnos para que luego no haya que invertir en dependencia”, defienden.
“Nuestro trabajo es ir por delante, adelantarnos para que luego no haya que invertir en dependencia”
Es su vocación, pero (nuevamente) por necesidad ante la “carencia” de políticas públicas que aborden el reto global que supone atender a las nuevas demandas que se derivan de la actual transición demográfica. Una de cada cuatro personas tiene más de 55 años y está previsto que este porcentaje se eleve al 35% en 2050. Este escenario augura un ‘envejecimiento activo’ para esta cooperativa, que apenas acaba de dar sus primeros pasos y ya suma numerosos reconocimientos. Entre ellos, la inclusión en la revista Forbes en España en la lista de los 30 proyectos de jóvenes menores de 30 años con mayor potencial innovador y capacidad para transformar su sector en 2018 o el Premio Jóvenes Emprendedores 2018 del Banco Santander.
La evolución afecta de puertas para adentro en Bizipoz pero también a quienes llaman a la puerta del envejecimiento activo. El cambio es “muy evidente” entre el comienzo y el final de la formación. “Vienen como última escapatoria porque la jubilación les está metiendo en un pozo profundo. Se miran al espejo y se ven con otra alegría. Los testimonios y resultados dicen que merece la pena lo que estamos haciendo y por eso seguimos en ello”, resaltan.
Artículo original publicado en: El Confidencial - 22 de julio de 2019.