Alimentación saludable en el ámbito laboral
Una alimentación saludable se obtiene con una dieta equilibrada, la cuál debería contar con los distintos tipos de nutrientes, hidratos de carbono, proteínas, lípidos, vitaminas, minerales y agua, en las proporciones adecuadas y en función de las características de la persona: sexo, edad, peso, talla, horario, tipo de trabajo, ejercicio físico que practica, etc.
Una alimentación correcta es sumamente importante en la prevención y tratamiento de enfermedades como obesidad, diabetes, enfermedades cardíacas… así como la mejora del rendimiento y calidad de vida.
Una buena alimentación es beneficiosa para las personas de nuestras empresas porque los protege de algunas enfermedades, y aumenta la productividad y motivación en el trabajo
La alimentación durante la jornada laboral, es uno de los determinantes dentro del proceso salud-enfermedad. En este orden, la OIT (Organización Internacional del Trabajo), señala que la preocupación por una dieta balanceada es tan importante como la prevención contra sustancias químicas nocivas o contra los factores de riesgo laboral.
Una buena alimentación es beneficiosa para las personas de nuestras empresas porque los protege de algunas enfermedades, y aumenta la productividad y motivación en el trabajo. Desde este lugar, se puede afirmar que la mala alimentación conlleva la disminución del rendimiento individual, aumento de la accidentalidad, y del absentismo laboral, incremento de los gastos directos e indirectos de la empresa, y el incremento de gastos de atención médica. Según expertos en esta temática, tales como Christopher Wanjek, una alimentación saludable puede aumentar la productividad en un 20%. Por lo tanto, debiera concebirse el ámbito laboral, como uno de los sitios en que se puede trabajar la educación nutricional.
Es importante mencionar que las dietas hipocalóricas en exceso, reducen la capacidad de rendimiento y perjudican la salud. Por el contrario, las dietas hipercalóricas en exceso, conducen a sobrepeso y obesidad, lo que supone un sobre-esfuerzo físico para la persona que agrava o aumenta el riesgo de lesiones del aparato locomotor y el de desarrollar otros trastornos como diabetes, colesterol elevado o hipertensión.
Entre otros, el número de comidas que se realiza al día es importante. Saltarse comidas o realizar sólo 2 comidas importantes al día, influye de forma negativa en nuestro organismo, provocando hipoglucemia y falta de concentración, y posiblemente más riesgo de accidentes laborales. Las comidas muy copiosas pueden producir somnolencia y molestias digestivas, perjudicando el rendimiento físico e intelectual.
En cuanto a la higiene de los alimentos, si no se cuida este aspecto, aumenta el riesgo de que se produzcan intoxicaciones alimentarias, como salmonelosis entre otras.
En función del tipo de trabajo que se realice varía el gasto calórico:
- Alto valor calórico: en trabajadores de mano de obra directa (trabajadores de la construcción, del metal…)
- Bajo nivel calórico: trabajo de tipo intelectual, sedentario… (personal de oficina, comerciales, taxistas, conductores de autobús, etc.)
- Si el stress es de tipo psíquico las necesidades no son tan elevadas, en este caso, lo importante es que la dieta tenga suficientes nutrientes que se relacionen con un buen funcionamiento del sistema nervioso, tales como vitaminas, minerales, y también las proteínas que entre otros aminoácidos contienen tirosina y nos hacen mantener la vigilancia y la concentración. En este grupo, se encuentran empresarios, directivos, trabajadores a turnos o relevos, como sanitarios, trabajadores del sector hostelero…
Hay personas que por distintas circunstancias comen en los comedores de empresa, o bares o restaurantes, o se llevan el tupper a la oficina, en estos casos, es fundamental contar con conocimientos básicos de alimentación, para elegir así los menús más apropiados y saludables.
En lo que se refiere a las máquinas de vending en las empresas, deberían ofertar productos más saludables y a precios asequibles: fruta, galletas y cereales integrales, frutos oleaginosos, sandwich vegetal…
¿En qué consiste una dieta equilibrada?
Por lo tanto, nos podríamos hacer la siguiente pregunta: ¿en qué consiste una dieta equilibrada? Es la que nos proporciona los distintos tipos de nutrientes en las proporciones adecuadas:
- Hidratos de carbono: 50-55%
- Proteinas: 30-35%
- Lípidos 15-12%
Hidratos de carbono: tienen una función energética y se clasifican en:
- Simples: azúcares, dulces, miel…
- Complejos:
- Arroz, pasta, patatas, legumbres, cereales y pan (muy calóricos).
- Verduras, hortalizas y frutas: poco calóricos, ricos en fibra, vitaminas, minerales y agua. Su función es principalmente reguladora.
Proteínas: tienen una función fundamentalmente plástica y forman parte de neurotransmisores, anticuerpos, enzimas… Se clasifican en dos grupos:
- Animales: carne, pescado, huevos, lácteos...
- Vegetales: legumbres, frutos oleaginosos, tofu…
Lípidos: tienen también función energética. Se clasifican en:
- Animales: carnes grasas, lácteos, mantequilla, embutidos…
- Vegetales: aceite de oliva, de girasol, soja, maíz…
Es necesario beber 1,5-2 l de agua mínimo al día, también se puede tomar en forma de infusiones, zumos naturales, caldos de verduras. El aporte calórico varía en función de la persona, ejercicio físico, tipo de trabajo que realiza… pero de media serían 2.000-2.500 calorías para la mujer y 2.500-3.000 calorías para el hombre.
¿Y cómo sería el esquema de una dieta equilibrada saludable?
Sería aconsejable hacer 5 comidas al día, así nos aseguramos que introducimos todo tipo de nutrientes, estar saciados y que no haya hipoglucemias. El esquema básico podría ser el siguiente:
- Desayuno: un lácteo, cereales integrales, müesli o pan integral y una fruta (rica en vitamina C).
- Media mañana: una fruta y un puñado de frutos oleaginosos como nueces, almendras, o avellanas.
- Comida: es la comida principal del día.
- primer plato: se compone de hidratos de carbono.
- 4 veces/semana: verduras o ensaladas
- 1 vez/semana: legumbre (puede ser plato único con postre)
- 2 veces/semana: arroz o pasta integral, mijo, quinoa, trigo sarraceno… (puede ser plato único con postre)
- Segundo plato: se compone de proteínas (carne, pescado, huevos, etc)
- Postre: fruta o yogur.
- Pan: 4 dedos de pan integral.
- Merienda: yogur y una fruta por ejemplo.
- Cena: como la comida, con tres platos, pero variando en función de lo que hayamos comido. En el primer plato sólo verduras, puré, ensalada o sopa, ya que la cena es más ligera debido a que nuestro metabolismo basal baja en la segunda mitad del día y luego nos vamos a descansar.
Cabe reseñar, que si el trabajador hace turnos o relevos, esta repartición de comidas estará sometida a ciertos cambios. En el turno de noche, la comida principal del día sería la cena ya que luego seguiría una larga jornada de trabajo. La comida sería más ligera. Es importante meter proteínas en la cena para mantener la vigilancia, coordinación y concentración en estas horas de trabajo nocturno.
En resumen, es de suma importancia resaltar los beneficios de hábitos de alimentación saludable durante la jornada laboral, siendo la empresa uno de los lugares propicios para realizar educación nutricional, entre otras cosas, a través de carteles, trípticos, videos…
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