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Abel Sáez, socio jubilado de Fagor Ederlan: "¿Qué hubiera sido de mí si no hubiera dado el paso de la S.A a la cooperativa?"
Entré en Fagor Ederlan con 27 años casi por casualidad. Primero probó mi cuñado, recuerdo que para entrar le hicieron un reconocimiento médico muy completo para aquellos tiempos, y tras el probé yo. Si me hubiesen dicho que el periodo de prueba lo iba a pasar en producción hubiese decidido seguir en una Sociedad Anónima, pero en mi caso no fue así. Llegué a la cooperativa con una dilatada experiencia en mantenimiento eléctrico, pero muy pobre en las nuevas tecnologías que se acercaban.
Había cursado estudios de Formación Profesional y cuando entré en la cooperativa ganaba 27.000 pesetas, digo esto porque en la S.A. ganaba 30.000. El cambio fue duro, sobre todo por el tema económico, y también porqué estaba muy acomodado en el puesto de trabajo anterior, pero el futuro no era muy bueno allí y creo que gracias a ese cambio estoy ahora aquí. ¿Qué hubiera sido de mi si no hubiera dado el paso de la S.A a la cooperativa?
Trayectoria en Fagor Ederlan
Estuve los primeros once años en mantenimiento de fundición, una labor dura la que se desempeña en el mantenimiento eléctrico como en el mecánico. A este respecto debo decir que no he conocido a nadie que haya venido de otra cooperativa ejerciendo labores de mantenimiento, para hacerlo en Ederlan. He conocido jefes de mantenimiento muy competentes, pero no todos lo eran. También he tenido bastantes accidentes de trabajo, algunos de ellos de importancia, digo esto porque el miedo que me provocaban las alturas y las altas tensiones fueron determinantes para mi petición de traslado de manera voluntaria, de mantenimiento a producción. Se lo supliqué al jefe de personal, llorando, que me quería marchar de mantenimiento.
En producción los primeros días transcurrieron sin mayores sobresaltos y tras un año pasé a Control de Calidad en Inyección de Aluminio. Mis 22 años restantes en Fagor Ederlan fueron buenos, sobre todo cuando todo iba bien, aunque lo pasaba muy mal cuando tenía reclamaciones del cliente. En esta etapa conocí a dos personas muy competentes a las que quiero nombrar. Es cierto que tuvimos momentos mejores y peores, pero ahora, estando ya fuera de Fagor Ederlan, muchas veces me he dado cuenta de la razón que tenían. Esas dos personas son Jesús Fernández y, en especial, Juan María Palencia.
Cambio de la S.A. a la Coop.
Como he dicho previamente, mi cambio de la S.A. a la cooperativa no me entristece en absoluto y lo volvería a hacer ¡siempre!. En mis tiempos era impensable plantear un curso de formación para un obrero en la S.A., era prácticamente ciencia ficción. Existía una gran diferencia entre el hombre y la mujer, los sueldos eran diferentes entre sexos y la relación con los superiores era muy jerárquica, como en el ejército, es decir, una relación nula. Las huelgas eran habituales por cualquier razón, y todo eso en la cooperativa era inexistente.
Cooperativas ante la crisis
En la cooperativa se reduce el jornal, no se cobran intereses, se reduce parte del dinero de la aportación, se modifica el calendario según los intereses de la producción semanal, se adecuan los periodos vacacionales por atender al cliente… Yo prefiero comer menos solomillo, disponer de menos vacaciones en Semana Santa, en verano…
Algunos dirán cómo he cambiado, y a todos ellos les digo que aguanten por un tiempo, que sigan firmes y trabajando, para hacerle frente a la crisis.
Por último, quisiera añadir que en mi familia no ha existido nunca tradición cooperativista alguna. En aquellos tiempos el padre trabajaba en una S.A. y el hijo si con 14 años no quería estudiar tenía trabajo al momento. Mi experiencia profesional y mis ideas respecto al cooperativismo han sido fundamentales para cambiar la manera de actuar respecto a mis hijos.