“No hago instrumentos para ser solo expuestos, quiero que la gente les saque sonido”
¿Dónde y en qué trabajas?
Trabajo en Copreci hace ya más de 21 años. Empecé como maquinista, pero hace tiempo que soy preparador. Hacemos BLP3, bombas pequeñas para lavavajillas. Trabajo a 18 relevos.
¿Os ha afectado mucho la pandemia? ¿Tenéis trabajo?
La verdad es que tenemos mucho trabajo. En ese sentido no nos podemos quejar.
Siempre has sido muy activo, ¿verdad?
La verdad es que sí. En otra época acaso me hubieran etiquetado de hiperactivo… Anduve muchos años en el grupo de Espeleología de Arrasate, también en el grupo de Parapente, sigo yendo mucho al monte…
Y fuiste muchos años miembro de la asociación de talla Okila de Aretxabaleta…
Sí, y lo sigo siendo, aunque hace muchísimo que no voy. Me gustó mucho trabajar la madera e hice un montón de cosas. Pero me aburrí de hacer kutxas, lámparas, relojes… Tengo la casa llena de ellos. Empecé a hacer otro tipo de cosas diferentes también.
¿Y de ahí llegaste a los instrumentos?
Sí. Hice una carraca y me enganché a hacerlas. Hice un montón, de todo tipo de formas, materiales y sonidos. Para mí era un plus importante crear algo que pudiera sacar sonido.
Y pasaste de la madera a todo tipo de materiales…
Sí. Llega un punto en el que veo botes, cajas o lo que sea, y ya me imagino qué puedo hacer con ello. Recuerdo que una vez compré un bote de pimientos expresamente por el bote, era perfecto para lo que quería hacer.
¿El hecho de que recicles casi todo al crear, tiene un componente importante de sostenibilidad?
Sí. Yo he sido militante ecologista durante mucho tiempo, aunque ahora parece que ese término está denostando. Pero sigo pensando igual. Hay que aprovechar las cosas que tenemos, tenemos un montón.
Ya acumulas una cantidad importante de instrumentos. ¿Eres músico también?
En realidad no. Siempre me ha gustado la música como oyente. Mis hijos sí lo han estudiando y hacen música, pero yo hasta ahora no. Pero ahora estoy empezando mis primeros pinitos, para probarlos, para experimentar con ellos…
¿Qué tipo de instrumentos haces?
De todo. Txalapartas, marimbas, platillos, panderetas, raspadores, furru-farras, adarras, digeridos, raveles, bongos, canjos, cajones, zumbadores, turutas, claricanos, xaramelas… Me gustan mucho los instrumentos de percusión, pero también muchos de cuerda…
Muchos de ellos parten de botes, de cajas de chapa…
Sí. Botes de galletas, de aceitunas, chapas de bebidas, limpiaparabrisas, cuerdas de raquetas, tubos, escobas… A casi todo se le puede sacar alguna utilidad. Y, además, los botes tienen buena resonancia.
¿Hay músicos que utilizan tus instrumentos?
No. Alguno los ha probado, pero, claro, no tienen el sonido estándar y les parece complicado sacar las tonalidades que tienen en mente. Pero no me importa, yo los hago para mí.
Por tanto, ¿no realizas encargos ni los vendes?
No. Para mí lo más importante es pasarlo bien creando, y para eso ya decido yo qué crear. Y los guardo para mí.
¿Cómo es tu proceso de trabajo?
Suelo salsear mucho en Internet para ver instrumentos que me parezcan curiosos, hay gente que me trae fotos de cosas que ha visto… Dejo correr la imaginación y siempre encuentro con qué hacerlos.
Tienes el garaje casi lleno de instrumentos, en la ganbara dónde trabajas también hay un montón. ¿Los has expuesto en alguna ocasión?
Suelo poner un puesto anualmente en la feria de Arizmendi, en Eskoriatza, pero allí no expongo ni un 5% de todo lo que tengo. Y he ido varias a veces a la Ikastola Basabeazpi de Aretxabaleta a enseñárselos a los niños y niñas. Se lo pasan bomba, porque les dejo tocarlos. Para mí es muy importante que puedan tocarlos y sacarles sonido. No son solo para verlos, son instrumentos. Me gustaría exponerlos también en San Migueles, en Aretxabaleta.