“Hay que ser feliz con lo que tienes”

Mustapha Archoui combina su trabajo como jefe de equipo en Geslagun con su afición por el atletismo. Disputa carreras de empresas con el equipo Ausolan, junto a otros 3 compatriotas, y están batiendo todos los récords. Es feliz en Euskadi.
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28/08/2024

Musta llegó a Cataluña (Tortosa, Tarragona) con apenas 14 años procedente de Tinghir (Marruecos) una ciudad del este de Marruecos, situada al pie de las montañas del Atlas. Hincó los codos para aprender idiomas (castellano y catalán) lograr el graduado escolar y después pasar por la escuela taller para doctorarse en electricidad y fontanería. Su primer trabajo fue en una fábrica de soldadura, junto a su padre, pero la crisis de la construcción se la llevó por delante y terminaron trabajando en el campo. El destino quiso que Musta visitara a su tío Ali, que vivía en Eskoriatza (Gipuzkoa), para sondear el mercado laboral en Euskadi.

¿Y surgieron oportunidades?

Sí. Trabajé un tiempo en la residencia de Aretxabaleta (GSR), al principio por temporadas. Y me di cuenta de que aquí había mejores oportunidades de trabajo. Luego vinieron mis hermanos y mis padres.

¿Trabajáis todos?

Sí. Mohamed en Aita Menni, de auxiliar de enfermería; Fouad de conductor de autobús; y el tercero, Rachid, en una empresa de montaje de cuadros eléctricos, pero lo ha dejado porque se quiere dedicar profesionalmente al MMA (artes marciales mixtas). Y mi padre, en Ausolan, en Geslagun.

¿Y tú?

En Ausolan, hace ya seis años. Acompañé a un amigo a una entrevista de trabajo y me ofrecieron trabajo a mi también. Probé, me gustó y aquí sigo, ahora como jefe de equipo en Geslagun, la unidad de limpieza. Y nos ocupamos de la limpieza de fábricas por todo Euskadi.

¿Contento?

Sí, es un trabajo durillo, pero estoy contento, mis jefes me tratan muy bien.

El siguiente paso será que os hagan socios de la cooperativa…

¡A ver! (risas) Me van subiendo de categoría, de limpiador a especialista, ahora jefe de grupo… Pero no vamos a pedir mucho. Tengo familia, trabajo y casa. En esta vida hay que conformarse con lo que tienes y ser feliz.

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“Puedo correr gracias a mi mujer”

Musta es un atleta. Tiene 34 años, mide 1.80, pesa 68 kg. “Quiero bajar a 66”, nos dice. 40 pulsaciones por minuto, entrena a diario y se cuida mucho. Nada de azúcar y alcohol en su dieta, y alimentación a base de verduras, pasta, pescado, carne y arroz. “Todavía me quedan al menos 6 años más de carreras con Ausolan”.

¿Te queda tiempo para entrenar?

Hay que sacarlo. A veces he salido a correr a las 11:00 de la noche. Gracias a mi mujer. Mis marcas y demás siempre gracias a ella, porque siempre está con los niños, me apoya… La pareja que tengas es muy importante.

¿Próximos retos?

Estoy esperando a que nos digan el día en que se dispute la próxima carrera de empresas en Donostia. Estamos preparados.

¿Entrenas todos los días?

Sí. Una hora, hora y media y a veces dos horas. Estiramientos, rodaje, gimnasio… 16/18 km; los domingos 22/24. Urkulu (en Aretxabaleta) es mi circuito preferido.

¿En cuánto tiempo haces la vuelta (6,6 Km)?

20 min. A 3:08 el km.

¿Lesiones?

Juanetes, sufro un poco. Y a veces el gemelo se me carga.

¿Cómo ha ido el Ramadán?

Muy bien. Estuve entrenando todos los días, haciendo rodajes largos, y he logrado bajar un poco el peso. Siento mi cuerpo más limpio.

“Te lo juro, me quedo aquí para toda la vida”

¿A gusto en Euskadi?

Si. Y no es un cumplido. La gente me dice que en Bélgica se cobra más. Puede ser, pero quiero quedarme aquí.

¿Qué te gusta de Euskadi?

Muchas cosas. La gente, muy maja. Y muy deportistas. Paisaje. Trabajo. En España hay sitios bonitos, pero mi favorito es Euskadi. Por eso compré la casa aquí.

¿Cómo ha ido el proceso de integración?

Muy bien, de forma natural. Tengo amigos de aquí. En Arrasate me siento como si fuera uno más. En otros sitios sí que he sentido un poco de racismo, pero aquí en Euskadi no. La gente es más abierta. Y si te conocen, aún más. Mis hijos (Rayan y Lina, de 5 y 3 años) estudian en Arizmendi, San Andrés. Hablan tres idiomas: euskera, berebere y castellano. Ninguno de ellos muy bien, claro. Yo he aprendido euskera en el euskaltegi, y quiero seguir aprendiendo. Ahora practico en casa con mis hijos. Mi padre también trabaja en Ausolan, en Oñati (Txintxurreta), y le queda año y medio para jubilarse. Mi mujer (Houria) trabaja en los servicios de limpieza en Arizmendi Ikastola. Estoy muy contento y agradecido, la verdad.

Habéis hecho el Ramadán del 11 de marzo al 9 de abril. ¿Lo habéis compaginado bien con el trabajo?

Sí. Todo está aquí (señalando la cabeza.) Te dices a ti mismo: “No comeré hasta la noche”, y ya está. Es verdad que a veces te sientes un poco débil. Pero la mente es normalmente más fuerte que el cuerpo. Y al tercer día te acostumbras.

¿Qué le pides a la vida?

Salud y paz, para toda la gente.

Restauración a colectividades y servicios de limpieza.