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50 años del primer programa de movilidad internacional
Hace 50 años, un grupo de estudiantes de Ingeniería Técnica Electrónica de la Escuela Politécnica Superior de Mondragon Unibertsitatea, con mente inquieta y vocación investigadora, participaron en uno de los primeros programas de movilidad internacional del Estado. Goier fue el primer programa de movilidad internacional que se puso en marcha en 1973, 14 años antes de la puesta en marcha del actual programa Erasmus.
Este grupo de estudiantes hizo una estancia formativa en la Universidad de Toulouse en 1973, después de que la dirección de la Escuela Politécnica hubiera negociado con el Gobierno Francés un marco de relaciones internacionales. Sus ganas de continuar aprendiendo y realizar una titulación superior fuera de sus hogares les impulsó a poner en marcha este programa del que después han formado parte cientos de alumnos. Además, esta primera promoción se convirtió en el primer grupo de personas que obtuvo el título de doctor en ingeniería y que se incorporaron a los equipos de la Escuela Politécnica Superior de Mondragon Unibertsitatea, Ikerlan y otras empresas del entorno y del resto del Estado.
Medio siglo después, estos alumnos vuelven a Mondragon Unibertsitatea para recordar la hazaña que supuso la estancia internacional en aquella época y el gran avance que supuso para las organizaciones del entorno y la propia universidad abrirse a conocer los ámbitos más innovadores que se estaban desarrollando en los países europeos. Entre los primeros participantes del programa Goier, y que han acudido al encuentro se encuentran: Alberto Ruiz de Olano y Ruiz de Larrea; el ex rector de Mondragon Unibertsitatea, Iosu Zabala; José Mari Sagarna; Raúl Lizarzaburu; Xabier Ruiz del Portal; José Javier Borda Camino; Eugenio Guelbenzu Mitxelena; y los dos Premios Nacionales de Automática de CEA, Joseba Quevedo, y el Premio Nacional de Investigación “Julio Rey Pastor” en Matemáticas y TIC, Ramón López de Mántaras Badia.
En esta visita han estado acompañados por Vicente Atxa, rector de Mondragon Unibertsitatea, y Carlos García, director de la Escuela Politécnica Superior de la universidad. “Vivir una experiencia de años, fuera de la zona de confort, fue un reto importante. Consolidamos idiomas, aprendimos a desenvolvernos en entornos complejos, la movilidad se vuelve habitual, se establecen y desarrollan contactos instituciones y personales…”, destacan los exalumnos.
Programa Goier
A principios de los 70, un grupo de alumnos percibió la necesidad de innovar y cooperar con las empresas, principalmente cooperativas, para apoyarles en sus necesidades de desarrollo de nuevos productos y servicios. Dos estudiantes, Xabier Ruiz del Portal y Joseba Quevedo, que deseaban continuar sus estudios en una titulación superior, realizaron una entrevista con el secretario académico de la Universidad Paul Sabatier de Toulouse (UPS), para explorar la posibilidad de continuar sus estudios en la institución francesa.
A raíz de esta entrevista en la que se presentaron los estudios de ingeniería técnica en electrónica industrial de Mondragon Goi Eskola Politeknikoa, consiguieron la convalidación de los tres primeros años de la universidad para estudios de especialidades similares. Esta vía abría además la posibilidad de acceder al doctorado una vez cubierto los estudios universitarios.
“Hace cincuenta años en Euskadi no había estudios de investigación ni había desarrollos tecnológicos; las nuevas luces tecnológicas empezaban a alumbrar el mundo pero todavía no habían llegado aquí. Empezaron a nacer los microprocesadores, los sensores, la robótica, el control numérico, el diseño asistido por ordenador, la inteligencia artificial, etc. El “big bang” de todo lo que vendría por detrás y teníamos que ponernos al mismo nivel”, recuerdan.
Para que eso ocurriese, poco a poco fueron creándose sinergias con otras universidades de Francia, Italia, Alemania, Suiza, Canadá, Estados Unidos y Reino Unido, con el fin de aumentar la calidad de las investigaciones y atraer competitividad al entorno de Mondragon Unibertsitatea.
Nuevos perfiles profesionales
Las primeras promociones del programa Goier fueron cubriendo la demanda de personal docente e investigador cualificado tanto en la propia Escuela Politécnica Superior de Mondragon como en el centro de investigación Ikerlan y otras empresas de Euskadi y del Estado, donde enseguida asumieron tareas de máxima responsabilidad en labores de investigación, innovación y desarrollo de nuevos productos y servicios. “Tuvimos la gran suerte de estar en el lugar exacto, en el momento preciso. Pudimos respirar al igual que nuestros compañeros europeos con los que compartimos estudios e investigación, aquello que estaba ocurriendo en el mundo por aquel entonces. Y enriquecer a nuestras cooperativas, a través de dos instituciones en muchos aspectos claves en Euskadi, como son la Escuela Politécnica de Mondragon e Ikerlan”, comentan.
Durante los primeros 15 años de vida del programa Goier (1972-1987) un total de 140 estudiantes de la Escuela Politécnica Superior de Mondragon Unibertsitatea pudieron realizar estudios superiores en universidades internacionales de prestigio. Además, gracias al proyecto Goier, fue aumentando el nivel educativo de los programas de Eskola; se introdujo un nuevo estilo y forma de trabajo alineado a tendencias internacionales; y las incorporaciones anuales de docentes procedentes de otras instituciones extranjeras aportaron riqueza a los y las alumnas de la época.
Con el paso del tiempo, el número de estudiantes que ha realizado una estancia en una universidad internacional ha ido aumentando de forma progresiva. Por echar la vista atrás, en el curso académico 2014-2015 fueron 631 los estudiantes que hicieron una estancia en una universidad extranjera, y casi diez años después, la cifra se ha triplicado, llegando a ser 1970 estudiantes quienes en el curso 2022-2023 pudieron salir al extranjero. Como ejemplo, en los últimos veinte años, han sido 13.091 el número de estudiantes que han hecho un programa de movilidad internacional en Mondragon Unibertsitatea. Ahora, medio siglo después, aquellos alumnos que fueron pioneros en este programa de internacionalización, recuerdan cómo fue ese primer “Erasmus” y lo que ha supuesto para su carrera profesional.